Luis Carlos Sarmiento Ángulo, el hombre más rico de Colombia cumplió 90 años. Está convencido de que 2023 será duro, pero cree que el país va a salir bien de la coyuntura para consolidar los avances de las últimas tres décadas. Lecciones de una persona que definió la era moderna del mundo empresarial colombiano. Cuando alguien entra a la oficina de LCSA, ubicada en el tradicional edificio que él mismo construyó en el Centro Internacional de Bogotá, se encuentra con una joya del arte colombiano.
“Es un cuadro de Andrés de Santa María”, explica, señalando a la pared, el hombre más rico de Colombia, que el pasado 27 de enero celebró sus 90 años de vida. Sarmiento, el magnate, encontró en Bélgica esa obra y la compró. Ahora está justo en el muro frente a su escritorio. Lo puede ver durante el tiempo que pasa en su oficina que, según él mismo cuenta, es de 8:30 a.m. a 7:00 p.m. todos los días. Para admiradores y contradictores, la historia de Sarmiento contiene las claves de la historia empresarial de Colombia en los últimos 70 años. Esto es muy importante en un país donde hacer dinero está bajo sospecha, como si el éxito fuera inmoral. Sarmiento es realmente un hombre hecho a pulso, que construyó la fortuna más grande de Colombia y que ya tiene un legado de compañías destacadas en muchos sectores.
El magnate no habla habitualmente de arte. Lo suyo son las empresas. “Esto es una actividad que lo compromete a uno y en eso es que yo estoy. Crear empresas es una cosa que me ha gustado toda la vida; ¡muchas empresas! Eso es apasionante”, explica. 90 años muy bien vividos. Sarmiento no guarda contactos en su celular, porque quiere hacer el ejercicio mental de marcar los números de memoria cuando va hablar con alguien. Es gimnasia mental. En general, se puede decir que le gusta llevar las cuentas con claridad. Pero, dice él mismo, el tiempo le empieza a pasar factura: antes podía recordar hasta 80 teléfonos, ahora solo 50.
Esa premisa elemental es parte de la clave de su éxito: considera que la administración es una vocación para toda la vida. Y administrar bien solo es posible haciendo las matemáticas correctas de todo.
“Es un cuadro de Andrés de Santa María”, explica, señalando a la pared, el hombre más rico de Colombia, que el pasado 27 de enero celebró sus 90 años de vida. Sarmiento, el magnate, encontró en Bélgica esa obra y la compró. Ahora está justo en el muro frente a su escritorio. Lo puede ver durante el tiempo que pasa en su oficina que, según él mismo cuenta, es de 8:30 a.m. a 7:00 p.m. todos los días. Para admiradores y contradictores, la historia de Sarmiento contiene las claves de la historia empresarial de Colombia en los últimos 70 años. Esto es muy importante en un país donde hacer dinero está bajo sospecha, como si el éxito fuera inmoral. Sarmiento es realmente un hombre hecho a pulso, que construyó la fortuna más grande de Colombia y que ya tiene un legado de compañías destacadas en muchos sectores.
El magnate no habla habitualmente de arte. Lo suyo son las empresas. “Esto es una actividad que lo compromete a uno y en eso es que yo estoy. Crear empresas es una cosa que me ha gustado toda la vida; ¡muchas empresas! Eso es apasionante”, explica. 90 años muy bien vividos. Sarmiento no guarda contactos en su celular, porque quiere hacer el ejercicio mental de marcar los números de memoria cuando va hablar con alguien. Es gimnasia mental. En general, se puede decir que le gusta llevar las cuentas con claridad. Pero, dice él mismo, el tiempo le empieza a pasar factura: antes podía recordar hasta 80 teléfonos, ahora solo 50.
Esa premisa elemental es parte de la clave de su éxito: considera que la administración es una vocación para toda la vida. Y administrar bien solo es posible haciendo las matemáticas correctas de todo.
Luis Carlos Sarmiento Angulo © Diana Rey Melo
Luis Carlos Sarmiento Angulo © Diana Rey Melo
Luis Carlos Sarmiento Angulo © Diana Rey Melo
